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Opiniones

LA GUERRA DE LA RESTAURACIÓN

La Guerra de la Restauración, es una de las epopeyas más importantes de la República  Dominicana; después de la fundación de la República y proclamada la independencia nacional, este hecho histórico es el que contiene más capítulos y temas interesantes conscientes a lo que somos como república.  

Los protagonistas de esta hazaña histórica tienen un papel de gran importancia en todos los procesos históricos acaecido en el país. Desde el nacimiento de nuestra nación como República, hasta el presente día ningún hecho de esta naturaleza ha tenido la importancia como lo fue la guerra restauradora.  

Este episodio histórico de La Guerra de la Restauración se inicia el 16 de agosto de 1863 y el día 22 caían en manos de los restauradores (hoy Santiago Rodríguez); el día 24 el capitán general español declaraba el estado de sitio en todo el país; el 23 caían en poder de los insurgentes el ayuntamiento y el cuartel de Puerto Plata, La Vega, San Francisco de Macorís, Cotuí; el 30 cayó Moca y Gaspar  Polanco llevaba a Santiago mil hombres con los que iba a iniciarse ese mismo día la batalla conocida con el nombre de esa ciudad. (J.B. La Guerra de la Restauración, pág. 8, ed. Julio 2007).

Poco antes de los veinte días de haber sido iniciada esta contienda histórica, las tropas españolas de Santiago estaban refugiadas en la fortaleza San Luis, y tres días después, el 6 de septiembre, los restauradores le daban fuego a la capital del Cibao, un hecho único en la historia de las guerras de independencia latinoamericanas. El día 14 salió  Luperón hacia Moca; el 15 despachó desde La Vega al general José Durán para San Juan de la Maguana por la vía de Jarabacoa y Constanza, y para fines de mes ya el general Durán había llevado la revolución a todo el Sur mientras Luperón se establecía en Bermejo y enfrentaba A Santana, que había acampado en Guanuma. 

Debemos tener en cuenta y muy bien presente de que La Guerra de la Restauración, la misma no fue más que una revolución burguesa frustrada, como lo había sido la separación de Haití.

¿Por qué de pequeña burguesía a capas de la población de un país que como la República Dominicana no era todavía en los años 1860 y tantos una sociedad capitalista sino claramente pre capitalista?(J.B.O.C.pág.10).

Por una razón muy sencilla y fácil de ver las cosas, porque no hay otra forma de llamar a estas capas, sobre todo cómo llamarlas de manera que lo acepte un público lector no especializado en la materia. Es de conocer y saber que para estos años en el país no existía una sola industria y por lo tanto no había obreros. Las poblaciones más grandes no llegaban a 8 mil habitantes,  lo que nos deja indicado que no teníamos ni sombra de lo que algunos marxistas nuestros llaman ‘’el alto’’ o  ‘’el gran  comercio’’; no había un banco y por no haber no había ni un kilómetro de carretera o camino ni un puente. Los medianos y los pequeños campesinos podían trabajar lo mismo en tierra ajena que en terrenos comuneros. De estos últimos, que eran una forma de propiedad colectiva pre capitalista, había grandes cantidades  en todas las regiones. Había demasiada tierra baldía para que nadie, ni aún propietario, se molestara o se preocupara por el uso que le dieran algunas personas a la tierra. 

Por ellos no se conocía, y por tanto no se aplicaba ninguna técnica agrícola que no fuera la que pudiera ejecutarse a base de un machete para limpiar los terrenos y una coa de madera –un pedazo de palo de dos pulgadas de diámetro con un extremo aguzado al fuego-; no se conocía ningún sistema de irrigación y la crianza de vacas, cerdos y aves era puramente montaraz. (J.B.O.p.10).

Por cuanto a lo expresado anteriormente, por lo expuesto aquí sobre la epopeya de la guerra restauradora: es por consiguiente tener presente como así lo expresa el profesor Juan Bosch en dicha obra, que si el general Santana y los hombres de su gobierno tenían razones para anexionar nuestro país a España, la gran masa del pueblo tenía una que para ella era determinante: la miseria en que vivía. La única descripción de esa miseria que conocemos es la que hizo Alejandro Angulo Gurídi, que conocemos es la  nos describe el autor Bosch en otra de sus obra titulada ‘’Composición Social Dominicana (página 175’)’. La misma se intensifica como sigue: ‘’Yo llegué (a la Capital) en septiembre de 1852, y voy a decir en pocas palabras del aspecto que ofrecía… las calles llenas de surcos, (nos narra Guridi), en dicha obra del autor Bosch, cubiertas de yerbas, muchas, muchísimas casas en ruinas…Había muchísimas casas, la mayor parte con gran ausencia de aseo en sus puertas, pisos y paredes; con algunos taburetes viejos, y una o dos hamacas en las salas, habitadas por familias pobrísimas…  De esas, gran número ofrecían a la vista del transeúnte el cuadro de un comercio humildísimo, efecto de la haraganería consistiendo en un reducido número de frutos del país, y algunas bagatelas colocadas unas en el suelo y otras en una tabla que descansaba sobre dos barriles, todo ello cerca de puerta de la calle’’. (Ob.c.pág. 16).

La descripción que hace Angulo Guridi (nos dice el profesor Juan Bosch, en su obra ya cita), es muy viva, pero no es acertadas cuando dice que el comercio humildísimo que se hacía en la capital del país era efecto de la haraganería. De lo que era efecto era de la miseria, y en un medio donde lo único que abundaba era la miseria no se le podía pedir a las gentes que fueran trabajadores. ¿Qué iban a producir con su trabajo? Ese comercio humildísimo que todavía hoy vemos en las calles de Santo Domingo-, nos concluye diciendo Juan Bosch, en su obra con respecto a las expresiones de Guridi. Página 16. 

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