
El buen historial crediticio no determina la capacidad de pago
Recientemente se me acercó una joven, preocupada, porque un banco le había rechazado la solicitud de un préstamo, alegando que no calificaba, debido a limitaciones en su capacidad de pago. Lo que le inquietó es que su historial crediticio está impecable, nunca se ha atrasado en el pago de “sus tarjetas” de crédito y tampoco ha caído en mora en ninguna de sus deudas. A eso se agrega el hecho de que su nivel de ingresos, como profesional, es competitivo.
¿Qué pasó, entonces? Lo que sucede con ella es que, efectivamente, tiene un buen historial crediticio, pero su capacidad de pago está al tope o casi al tope, debido a deudas que no ha contraído, pero que en el sistema financiero se computan como deudas activas.
Su caso tenía que ver exclusivamente con un exceso de tarjetas de crédito, que la colocan en un nivel de endeudamiento alto, aun cuando no ha contraído esas deudas. ¿Cómo así? Me preguntó. A lo que le contesté lo mismo que, en parte, le comunicó su oficial de cuenta, aunque ella no lo entendió bien en su momento. Tal vez, por el pique que le dio la respuesta de rechazo a su solicitud de préstamo.
Sucede lo siguiente: los bancos, por lo general, se aseguran de que, para un único préstamo, la cuota mensual a pagar no exceda el 45% de sus ingresos totales. En tanto que, para determinar su capacidad de pago, el banco se asegura de que las cuotas de sus deudas activas, es decir, de todas juntas, no excedan el 65% de sus ingresos totales.
Ahora bien, ¿qué tienen que ver las tarjetas de crédito con eso? Sucede que, cuando el banco le concede una tarjeta de crédito, computa como deuda activa el pago mínimo de esa tarjeta asumiendo que usted consuma el límite total. Por ejemplo, si usted tiene una tarjeta de crédito con un límite de 100,000 pesos; en caso de que consuma el total de esa tarjeta en un mes, el pago mínimo a pagar sería de aproximadamente 13,300 pesos. Es posible que usted nunca consuma el monto total en un mes y que no opte por el pago mínimo. Pero, de todas formas, el banco computa esos 13,300 pesos como una cuota mensual de un préstamo activo.
Entonces, suponga que usted tiene un salario de 100,000 pesos mensuales, pero que, además tiene cuatro tarjetas de crédito, cada una con límite de 100,000 pesos. Ahí se dará el caso de que, para una evaluación bancaria, usted tiene deudas activas cuyas cuotas suman 53,200 pesos mensuales (13,300×4), es decir, el 53.2% de sus ingresos.
Ahora bien, supongamos que usted va a solicitar un préstamo al banco por un monto “X” que le va a implicar el pago de una cuota mensual de 30,000 pesos mensuales. El banco sumará a esos 30,000 pesos, los 53,200 pesos que usted tiene como cuota de “deuda activa” de sus cuatro tarjetas de crédito (aunque no los consuma) y eso sumará un total de 83,200 pesos, es decir, el 83.2% de su salario. Dado que ese porcentaje sobrepasa el 65% máximo que el banco calcula como cuotas para garantizar su “capacidad de pago”, usted será descalificado para el préstamo que ha solicitado.
Posiblemente lo anterior se torne complicado de entender, pero, en resumidas cuentas, aquí lo importante es saber que cuando usted tiene una tarjeta de crédito, aunque no consuma nada, se le computa, como si pagara una cuota de un préstamo, el monto mínimo a pagar de la tarjeta en caso de consumir la totalidad del límite.
Esa es otra de las razones por las que siempre recomiendo no tener más de una tarjeta de crédito. Tener varias no es ventaja. La ventaja es tener una. Además, considere que esa sumatoria de pagos mínimos como si fueran cuotas de préstamos se aplica también al crédito extra que pueda tener su tarjeta de crédito o al doble saldo, si la tiene en pesos y en dólares. Cada partida supone un pago mínimo que se suma como si fuera la cuota de un préstamo, a la hora de evaluar su capacidad de pago.
Por eso, no basta con tener un buen historial crediticio, sino, además, se requiere no tener tantas “deudas activas”, aunque no las use. Esto así, porque puede limitar su capacidad de pago.