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Ahorrar, mucho o poco, no es difícil si se tiene la voluntad

La Escuela Económica

Me parece que todas las personas coinciden en que ahorrar es importante, pues ofrece la posibilidad de acumular recursos extras para diversas acciones e, incluso, para garantizarnos cierta tranquilidad emocional en cuanto a nuestra situación económica.

Y no es casual, pues, de acuerdo con datos suministrados por la IA, la etimología de la palabra “ahorro” tiene su origen en el término árabe “hurr”, cuyo significado es “libre” o “libertad”. Hay versiones que dan cuenta de que en la Edad Media se referían al “horro” como la libertad que lograba un esclavo o prisionero a cambio de dinero. Pasado el tiempo, se estableció el término “ahorro” como referencia al acto de guardar dinero para algún propósito.

Pero ahorrar no es tan fácil, no solo porque generalmente el ingreso de dinero no es suficiente como para guardar una parte al tiempo de satisfacer las necesidades cotidianas, sino, además, porque, aunque se tenga buen salario, es preciso ser disciplinado y tener fuerza de voluntad.

Pero hay un aspecto que quiero desmontar de inmediato: no es cierto que la limitación de ingresos impida el ahorro. Lo que puede es impedir que usted ahorre mucho, pero no que no ahorre, pues siempre hay posibilidad de sacar una parte, aunque sea mínima, para guardarla. Lo que pasa es que en esos casos es necesario sacrificar algunos otros gastos que sin innecesarios.

Y ahí es donde está el detalle. Muchas personas se quejan de que el salario que ganan no les alcanza ni para sus necesidades básicas, pero cuando uno analiza su rutina de gastos, se da cuenta de que hay muchos que no son básicos ni necesarios y que bien pudieran obviarse o reducirse. Eso es lo primero a considerar para establecer una disciplina de ahorro.

Lo segundo es convertir la costumbre de ahorrar en una “prioridad”. De esa forma, usted verá el ahorro como algo más importante que cualquiera de sus demás necesidades. Así pues, es imprescindible que, a la hora de recibir su salario o cualquier otro ingreso, usted debe sacar “primero” el dinero que va a ahorrar y luego usa lo demás para sus necesidades básicas. 

Eso debe quedar claro, el dinero a ahorrar no es lo que sobra; es lo primero que se reserva y se pone aparte. Luego, lo que sobra es el resto del ingreso que usted utilizará para sus necesidades básicas. Para eso, obviamente, hay que se disciplinado y tener fuerza de voluntad.

Una buena costumbre al ahorrar es ponerle un propósito al ahorro, es decir, definir para qué desea usted acumular ese dinero, puede ser para el inicial de una vivienda o de un auto, para comprar un electrodoméstico, para financiar sus estudios o, incluso, hasta para vacacionar.

Sin embargo, tome en cuenta que el propósito no es necesario y la falta de este no es una excusa para no ahorrar. Por el contrario, es posible que usted ahorre sin un propósito específico, pero el hecho de tener un dinero extra guardado le dará una sensación de seguridad, tranquilidad emocional y hasta mejor estado de ánimo, pues sabe que tiene una reserva acumulada sin la presión de que deba ser gastada.

Otro punto es la discreción. No es recomendable decirle a la familia o amigos que usted tiene un dinero ahorrado, porque siempre aparece alguien con un “problema” financiero que va a querer su ayuda y eso puede afectar su ahorro.

Incluso, en las relaciones de pareja, donde se acostumbra a ahorrar en una cuenta común, lo ideal es que ese ahorro común solo sea para propósitos que tengan que ver directamente con el ahogar (pago de la vivienda, compra de un mobiliario, un automóvil para los dos o algo así). En forma adicional, cada uno, ella y él, deben procurar tener sus cuentas de ahorro particulares. Esto así, porque una pareja de esposos no es un par de almas gemelas, son seres humanos con necesidades particulares y con sus propias privacidades. Hay una parte que se comparte, pero otra es la personalidad propia de cada uno. 

Además, no olvide que, aunque las parejas se casan con la intención de vivir juntos siempre, no siempre eso funciona y puede haber separaciones. Entonces, para todo hay que tener un “plan B”. El ahorro es bueno en cualquiera o todas esas circunstancias.

Esteban Delgado

 

@estebandelgadoq

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