Debido al expansionismo de la OTAN, Rusia constituye un vecino a tomar
muy en cuenta por Finlandia, Suecia, Noruega, Georgia, Moldavia, y hasta
Turquía.Y ni hablar de Ucrania.
Por Felipe Mora
Desde Grense Jacobselv y Murmansk (línea divisoria entre Noruega y
Rusia, al norte), hasta Georgia, y los límites marinos con Turquía, al sur,
hay un largo recorrido de más de 6,740 kms de fronteras que Rusia
comparte con nueve países de Europa del Este. Eso aparte de 863.3 kms de
frontera marítima común en los mares Glaciar Ártico, Báltico y Negro.
En sentido general, Rusia comparte fronteras con 16 países (9 de Europa y
5 de Asia), sin incluir las fronteras marítimas con Estados Unidos y Japón,
así como con los pequeños estados parcialmente reconocidos de Osetia del
Sur y Abjasia, en zonas de Georgia.
Demasiada confusión hay respecto al desarrollo de los acontecimientos en
lo que tiene que ver con la guerra de Rusia en Ucrania. Como van las cosas,
expertos y medios internacionales no descartan que ese conflicto degenere
en una conflagración de proporciones apocalípticas.
Mientras tanto, el país atacado va quedando en ruinas, con miles de
víctimas inocentes, a causa de los sistemáticos bombardeos.
El expansionismo de hoy día cae en otra dimensión, difiere de lo que se
pregonaba 30 años atrás: las luchas por ideologías. Y si de expansión se
trata, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ha sido más
que avasallante en las últimas tres décadas en la que concierne a Europa del
Este.
El presidente ruso Vladimir Putin todo indica que llegará hasta lo imposible
para impedir que Ucrania, una ex república soviética y segunda en tamaño
en Europa, pase a formar parte de la OTAN, como ha sido el caso de otros
países que formaron parte del Pacto de Varsovia.
A principios de los años ´90, durante el contexto de la reunificación
alemana, y para asegurar la aprobación soviética de una Alemania unida, se
había acordado por parte del entonces secretario de Estado de EEUU,
James Baker, y el presidente de la Unión Soviética, Mijhail Gorbachov,
que la OTAN no se ampliaría a más países de Europa del Este.
A propósito de eso, George F. Kenan, diplomático, político e historiador
norteamericano, afirmó en 1997 que expandir la OTAN “sería el error más
fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la Guerra
Fría”, y agregaba que “se puede esperar que tal decisión inflame las
tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa”.
Rusia es una inmensidad de territorios, 17.1 millones de kms cuadrados,
segundo más importante exportador mundial de petróleo, con una
economía que tiene su ambivalencia, y un armamento militar a costa de
enormes sacrificios en su presupuesto. Pero, todo indica que la gran nación
euroasiática está inmersa en estos tiempos en asuntos muy distintos a los
que dominaban cuando la otrora todopoderosa Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS), que conformaban 15 países de Europa y
Asia.
Hasta 1989, los dominios del poder político y militar soviético en Europa
del Este se extendían por un radio de 12 países, que de conjunto
aglutinaban un área de 1,803,836 kms2, con una población que superaba
los 154 millones de habitantes, incluida Ucrania.
Desde los mismos orígenes de la OTAN, en 1949, cuando 12 países la
conformaron, Rusia ha compartido fronteras con naciones del bloque
militar. Noruega estuvo en ese grupo, y sigue firme como miembro activo.
Este año a Alianza realizó allí ejercicios militares con 30 mil efectivos de
distintos países.
Pero también Turquía (desde 1952), y Finlandia, con una larga frontera con
Rusia, aunque no es miembro titular, sí es un importante aliado. O sea, el
militarismo de occidente está presente a escasos metros de Rusia.
Balanza con desbalance
Los años ’90 fueron decisivos para la expansión de la OTAN hasta
prácticamente copar los países otrora satélites de la URSS en Europa del
Este. Y en cuanto a aquellos que formaron parte de esta, casos de Estonia,
Letonia, Lituania, Georgia y Moldavia, no pasó lo mismo con Ucrania, que
Moscú desató los demonios ante sus aspiraciones a formar parte de la
Alianza Atlántica.
Moscú trata de impedir, usando su poder político, pero mucho más el
económico, la aproximación a Europa de países que formaron parte de la
Unión Soviética, casos de Ucrania, Georgia y Moldavia. También, dificulta
una mayor relación de la Unión Europea con los países del Cáucaso y Asia
Central, con el fin de preservar su monopolio en el transporte de los
recursos energéticos de esas regiones hacia Europa.
Con relación a Turquía, Moscú ha tenido que jugar a cartas sobre la mesa a
nivel diplomático. Los turcos tienen soberanía sobre el estratégico Paso de
Los Dardanelos, de 61 kms de largo y en lugares que registra un reducido
ancho de solo 1.6 km, y que comunica los mares Mediterráneo y Negro, de
estratégico interés para sus aspiraciones de controlar Ucrania, la península
de Crimea y la región del Donbask.
Moldavia, ex república soviética, tiene una disputa interna con la región
llamada Transnitria, con un área de 4,163 km2 que busca su emancipación
y que es apoyada por Rusia.
Nunca será lo mismo una frontera en los confines de la zona ártica (196
kms con Noruega) que frente a las fértiles tierras de Ucrania, cordón
umbilical entre Europa y Rusia, que comparten una frontera de 1,576 kms.
Y por demás, hay que tomar en cuenta los estrechos lazos históricos entre
las culturas rusa y ucraniana.
Creado por un grupo de escandinavos que se hacían llamar Rus, Kiev, la
capital de Ucrania, era en el siglo IX el centro del primer estado eslavo
medieval que los historiadores llaman Kyivan Rus, y que se asegura fue el
origen tanto de Ucrania como de Rusia.
Pronunciado alejamiento
Es una realidad que Rusia ha perdido hegemonía en Europa del Este. En
tiempos de la URSS, prácticamente toda Europa del Este, salvo muy pocas
excepciones, estaba bajo la influencia de la política dictada por Moscú.
Exceptuando a Bielorrusia y Ucrania todos los países del Pacto de Varsovia
pasaron a formar parte de la OTAN.
Esos países eran Ucrania con 603,700 kms2 y 43 millones de habitantes;
Lituania 65,300 km2 y 2,8 millones habitantes; Letonia 64,589 km2 y 1,9
millones habitantes; Estonia 45,338 km2 y 1.33 millones habitantes;
Moldavia 33,846 kms2 y 2.61 millones de habitantes.
Y ha seguido la expansión. En 2017, la OTAN reconoció oficialmente a
tres miembros aspirantes: Bosnia Herzegovina, Georgia y Macedonia. El
tema de Osetia del Sur precipitó la entrada de Georgia a la OTAN.
Albania y Croacia se unieron a la Alianza Atlántica el 1 de abril de 2009.
Ha sido tan avasallante el avance de la OTAN en esas naciones que incluso
países que pertenecían a la antigua URSS hoy día son miembros de la
Alianza Atlántica, casos de Letonia, Estonia, Lituania, Georgia y Moldavia.
Ucrania, que también formó parte de las repúblicas soviéticas, es hoy día el
punto neurálgico que Moscú defiende a capa y espada para que no acceda a
la Alianza Atlántica.
Asimismo, países de Europa del Este que pertenecían al Pacto de Varsovia,
la contraparte de la OTAN, y que tenían gobiernos afines a los dictados de
Moscú, hoy día forman parte de la Alianza Atlántica.
Eran los casos de Checoslovaquia, ahora dividida en República Checa
(78,867 km2 con 10.6 millones habitantes) y Eslovaquia 49,035 con 5.4
millones habitantes); Alemania Oriental (con 108,179 kms2 y 16.1
millones habitantes, unida hace 30 años a Alemania Federal), Hungría
(93,208 km2 con 9,8 millones habitantes); Rumanía (238,391 km2 con 19,3
millones habitantes); Bulgaria (110,879 km2 con 6.9 millones habitantes),
y Moldavia 33,851 km2 con 2.6 millones habitantes.
Tres décadas después del derrumbe de la URSS, que integraban 15 países
con 22,402,200 kms2 y una población superior a los 293 millones en 1989,
Rusia, sigue siendo la nación más extensa del planeta, con 17,098,242
kms2.
Ucrania y Bielorrusia, únicos países fronterizos con Rusia que no han
ingresado a la OTAN, de conjunto comparten con la nación euro-asiática
un total de 3,633.4 kilómetros de frontera: 2,295 kms con Ucrania y 1,239
con Bielorrusia. También, Rusia y Ucrania comparten 321 kms de frontera
marítima en el mar Negro.