
Libérenlos o ardan: El ultimátum de Trump que puede incendiar Oriente Medio
¡Libérenlos o ardan!
Trump desata un ultimátum feroz contra Hamás, dispuesto a incendiar
Gaza y reescribir el destino de Oriente Medio con sangre y fuego.
Por: Pavel De Camps Vargas
La chispa que puede incendiarlo todo
Donald Trump ha arrojado una bomba al polvorín de Gaza. Desde la Casa Blanca,
tras un encuentro con rehenes liberados, el presidente de Estados Unidos rugió a
Hamás: Liberen a todos los cautivos ahora —vivos o muertos— o será su fin.
Su ultimátum, un trueno que retumba en el mundo, promete a Israel todo lo
necesario para aplastarlos y asegura que ni un solo miembro de Hamás quedará
en pie" si no ceden. Habrá un infierno que pagar, sentenció, con una furia que
hace temblar la frágil tregua y pone al planeta al borde del abismo.
Después del sábado, el infierno se desata, había advertido días antes, marcando
una cuenta regresiva implacable. Este no es un juego diplomático: es una declaración
de guerra total. Trump, en el poder desde enero de 2025, ha transformado la crisis de
los rehenes en un campo de batalla personal, dispuesto a respaldar a Israel hasta las
últimas consecuencias.
Sangre, ruinas y rehenes
La guerra en Gaza, desencadenada el 7 de octubre de 2023 por un ataque brutal de
Hamás que masacró a 1.200 israelíes y secuestró a 240 personas, lleva más de quince
meses de devastación. Israel respondió con una furia arrasadora: más de 46,700
palestinos han muerto —algunos dicen 48.000 –, decenas de miles están heridos y
Gaza, hogar de 2.3 millones de almas, yace en cenizas. La ONU clama que es "una
catástrofe sin igual, con cientos de miles huyendo entre escombros y desesperación.
En enero, una tregua tambaleante, forjada por EE.UU., Egipto y Catar, frenó las armas.
Hamás soltó a algunos rehenes —mujeres, niños, extranjeros— en cinco intercambios,
mientras Israel liberó a cientos de prisioneros palestinos. Pero el horror persiste: aún
quedan 59 cautivos, y se teme que menos de la mitad respiren, incluido Edan
Alexander, el estadounidense cuya suerte obsesiona a Washington.
El martillo de Trump
El presidente ha roto todas las reglas. EE.UU., que por décadas rehusó negociar con
terroristas, ahora juega a dos bandas: contactos secretos en Doha con Hamás —"un
esfuerzo de buena , dice la portavoz Karoline Leavitt— y amenazas de
aniquilación. Adam Boehler tiene mi autorización para hablar con esos
bastardos, afirmó Trump, según fuentes internas, pero su paciencia se evaporó.
El lunes, desde Washington, lanzó su grito de guerra: ¡Libérenlos ya, o están
acabados. En Truth Social, rugió: Israel tendrá todo para terminarlos. No
quedará ni un solo Hamás vivo si no obedecen. Es una promesa de caos: si
Hamás no entrega a los rehenes —vivos o en bolsas—, la tregua muere y Gaza arderá
bajo una ofensiva sin freno. Estoy listo para darles lo que necesitan, dijo Trump a
Netanyahu en una llamada filtrada, sellando una alianza de hierro. Lo que nos trae a la
mente la devastación y las imágenes del 6 de agosto de 1945 de la ciudad de
Hiroshima y del 9 de agosto de la ciudad de Nagasaki. Esto sí podría ser un detonante
real de iniciar una III Guerra Mundial.
Israel afila las garras
Benjamín Netanyahu, en sintonía con Trump, ha puesto a Hamás contra la pared.
Devuelvan a nuestros rehenes antes del sábado al mediodía o la tregua acaba y
las FDI los borrarán del mapa, amenazó el primer ministro israelí. He ordenado a
nuestras fuerzas preparar, añadió, con tropas ya rodeando Gaza como buitres sobre
un cadáver. Trump está en lo correcto: es ahora o nunca, afirmó Netanyahu tras
una reunión de emergencia, dejando claro que no habrá piedad.
Si Hamás falla y no entra en razón, Israel desatará bombardeos y una invasión
terrestre para la derrota final. Trump, evasivo pero letal, esquivó preguntas sobre el
rol de EE.UU.: Ya verán. Hamás lo sabrá cuando llegue. Pero sus acciones
hablan: armamento pesado y sistemas antimisiles fluyen hacia Israel a ritmo frenético,
para una total aniquilación.
Hamás:No nos doblegaremos
Hamás no se inmuta, con una actitud irreverente e indiferente con la población
palestina. Trump debe cumplir el acuerdo, no amenazar, escupió Sami Abu Zuhri,
portavoz del grupo. Seguiremos liberando rehenes si Israel respeta la tregua y
deja entrar ayuda, añadió, acusándolo deechar gasolina al fuego". Abdel-Latif Al-
Qanoua fue más duro: Esto es una licencia para que Netanyahu nos masacre.
Hamás apuesta por resistir, exigiendo un alto el fuego permanente a cambio de todos
los cautivos, no una rendición bajo el yugo de Trump.
El mundo tiembla
La amenaza de Trump sacudirá el tablero global. Egipto y Catar corren para salvar la
tregua. La ONU súplica contención: Los civiles no pueden soportar más, clamó
António Guterres. Europa teme una masacre; Irán, aliado de Hamás, brama contra el
chantaje yanqui. En Israel, las familias de los rehenes aplauden a Trump —No
descansaré hasta traerlos, les juró—, pero tiemblan ante una guerra que podría
matar a sus seres queridos.
En Washington, la Casa Blanca no titubea: Se acabó el tiempo de juegos, gruñó un
alto funcionario. Los demócratas callan, atrapados entre el patriotismo y el horror.
Mientras, Gaza se prepara para lo peor: Si retienen a los rehenes, están muertos,
lanzó Trump a sus habitantes, un ultimátum dentro de otro.
Vida o aniquilación
El sábado se decidirá todo. Si Hamás suelta a los rehenes, Trump y Netanyahu
cantarán victoria, y la tregua podría mutar en paz. Pero si resisten, Gaza se enfrentará
a un apocalipsis: bombas, tanques y quizás botas estadounidenses en un apoyo sin
precedentes. No habrá salvo en ningún rincón, prometió Trump, evocando una
cacería mortal contra la cúpula de Hamás. Esto no es negociación, es extorsión",
dice Guy Ziv, experto en Oriente Medio. Hamás no cederá tan fácil, y el precio será
sangre, de miles de niños inocentes.
Pero el silencio ensordecedor de los países árabes resuena como un eco fúnebre.
Mientras Trump y Netanyahu afilan sus espadas, las naciones vecinas —otrora voces
de protesta— miran de reojo, mudas ante la tormenta que se avecina. ¿Es este el
objetivo final: la destrucción total de Gaza, con sus niños y mujeres inocentes
atrapados en la mira, vistos por los halcones como si fuera Hamás? El mundo
espera, con el aliento cortado, si esta será la chispa que apague vidas o la que prenda
un infierno eterno. Gaza tiembla, y la historia no perdonará. A todos que nos hemos
callado. No estoy en contra de mi amada Israel, pero no puedo callar, ya que me hace
recordar el holocasto y a la vez, a los 47 de judios que se salvaron con la acogida de la
República Dominicana. El mundo no puede olvidar que en 1938 el presidente
estadounidense Franklin Roosevelt convocó una cumbre de 32 países y organizaciones
privadas en Evian. La República Dominicana fue el único país que se ofreció a darles
asilo a los judios. Es tiempo que nueva vez que los dominicanos anhelamos la voz y
demos asilos a los niños y mujeres de palestina antes que podamos ver el infierno que
se puede desatar.