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Opiniones

Homenaje a Caamaño Deñó

Muy buenas tardes  Lic. Don Luis De León, verdadera figura que tiene sentimiento, que tienes ideales, que tiene principio de lo que es la dignidad y la soberanía  de los pueblos y los derechos que tienen los humanos de tener su propio destino y su verdaderas libertades.

Ayer cuando le acompañe a usted a esa ofrenda floral, en la figura del Coronel de la gloria Francisco Alberto Caamaño Deñó y vi en donde se encuentra edificado el símbolo en una estatua del hombre que podríamos muy bien decir del hombre de América que significa la lucha de un Continente como lo es el Continente Latinoamericano de temer figuras de las condiciones y estatura de él  igual a un coloso del valor, del coraje, de los ideales y de la dignidad que deben tener los pueblos de América.

Le estoy enviando este correo de voz y este sentido de penas que me ha conmovido desde ese momento en que con tanta dignidad usted hizo depositario de esa corona, por el sentido que cuando me encontraba con usted en ese momento de la historia ante aquel coloso espartano, en una soledad, en una soledad que podríamos decir en una soledad de olvido indescriptible antes un hombre que escribió, que escribimos con él, el lenguaje que hablan los fusiles cuando los mismos defienden los intereses soberanos de los pueblos y el bramido estremecedor del cañón que hacia estremecer, estremecer las murallas y los edificios de las colonias inquisidoras que se apodero de estos pueblos indefensos como eran los aborígenes, que la misma la poblaban siendo bárbaramente asesinados por los filos de las espadas criminales y opositoras, sometedoras, inquisidoras de los pueblos.

Sentí y estoy sintiendo un dolor muy profundo de esa soledad, de esa soledad que solamente esa soledad la traspasan los campos santos, que fue lo que yo vi en ese olvido, en ese olvido de tantos que juntos a él combatimos y que muchos hoy están durmiendo el eterno sueño de la muerte en nuestro cementerios.

En una soledad y en un olvido que ciertamente lo siento como una nación, no una nación, un cementerio. Porque los pueblos, porque los pueblos no pueden convertirse en árbol  que lo abate el viento y que lo quema el rayo que le convierte en cenizas y el hacha del hombre que lo derriba y lo convierte en leña ignominiosa, no puede ser un pueblo que se convierta en leña ignominiosa como fue lo que yo vi ayer ante ese olvide, ante esa mole de hombre de ese valor de los Leónidas, y como Temístocles en  la batalla de Salamina, con esa grandeza como lo supo enfrentar a los genocidas del mundo, al ejército más grande del mundo, repito, el ejército Norteamericano y los vasallos de los pueblos que le acompañaron en esa fuerza interamericana de paz (FIP), para venir a asesinar los ideales y los reclamos de un pueblo que estaba levantado en arma, recitando con el fusil convertido en un Leonardo Da Vinci  y en un Gustavo Adolfo Bécquer; en la pintura de Leonardo Da Vinci y en la poesía de un Gustavo Adolfo Bécquer, eso decían nuestros fusiles en las estrechas calles de los edificios de la colonia criminal y el bramido del cañón como en  Ayacucho, como en Boyacá, los clarines redentores que supieron esas epopeya que tienen los pueblos recitar, cantar, y pedir  Libertad, Libertad, derecho y soberanía que solo hombres como Caamaño, prevalecen  en las grandezas de los pueblos, no podía quedarme con estos pensamientos y estas ideas y esta situación que yo sentía en esa soledad que digo y repito que solamente la trascienden los cementerios y las funerarias donde se velan a los pueblos cobardes que no tienen dignidad ni tienen moral para defender los derechos de su tierra.

Muchas gracias por escucharme Lic. Luis De León y, Dios ilumine a personas como usted que es el único que supo llevar la dignidad de la memoria de ese sacrificio en esa ofrenda floral que usted hizo ayer, cuando ese Conde debió de haber estado cubierto no de una Corona sino de miles de Coronas y de miles y miles de verdaderos dominicanos, decirnos: aquí estamos presentes, aquí estamos rindiéndote culto a ti que eres la gloria, la nación y la tierra de América, Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, Coronel de la gloria de América. 

Pase muy buenas tardes señor Luis De León, como siempre, nunca jamás se esconden las espadas porque la misma cuando se esconden en la baqueta traidora que la ahorca así mismo son ahorcado los pueblos, pase buenas tardes.

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