
El último y el primero.-
Sergio Reyes II.
Una por una y casi en tropel han ido pasando las horas del último día de este inclemente, tormentoso y, en cierto modo, incomprendido periodo de nuestras vidas al que le tocó el dudoso mérito de ser llamado como el Año de la Pandemia.
Con las horas corren raudos los minutos y los segundos, al tiempo que algo me empuja del tibio abrigo de la cama y he pasado a deambular por los solitarios pasadizos de Villa Vitalina en donde siento flotar los espíritus amigables de mis antepasados, esos que cada día acompañan mis pasos, apuntalan mis pisadas en terreno cenagoso y me cubren de estímulo y auspiciosos proyectos, en la incesante carrera de la vida.
La pesadilla del Coronavirus aún resuena a mis espaldas y, por momentos, gélidos latigazos de terror recorren mi cuerpo, tan solo de recordar la cercana presencia de la parca en aquellos amargos días en que mi vida osciló, colgando tan solo del auxilio de Dios.
Muchos fueron cayendo en el tortuoso trayecto que ha venido recorriendo la humanidad, desde el fatídico instante en que este engendro se aposentó en el mundo. Familiares y amigos entrañables. Gente amada, respetada y admirada en todos los ámbitos sociales y ocupacionales. Otros, que a pesar de no ser tan conocidos y apreciados, también forman parte de la humanidad y tienen el mismo derecho a existir y a arrancar de nosotros una lágrima en homenaje a su partida.
Todos ellos rindieron su tributo a la vida, en esta agónica temporada que hemos padecido y aún no termina.Lagrimas amargas han empapado el sendero formando lagos de pesar; pero al tiempo de lamentar la partida de quienes ya no están con nosotros, también debemos dar gracias al Todopoderoso por el milagro de la vida que todavía disfrutamos.Con la misma profundidad y veneración con que hemos despedido a nuestros muertos también debemos redoblar los esfuerzos por protegernos y mantener a salvo a nuestros mayores, nuestra descendencia y a nosotros mismos.
No hay que cejar en los cuidados básicos y la observancia de las indicaciones que sugiere la ciencia y recomiendan las autoridades.El 2020 concluye su jornada y nos deja un amargo sabor en la boca. Cual si fuese una carrera de relevos, dentro de poco habrá de ceder la antorcha a fin de que el 2021 continúe haciendo esfuerzos por mantenerse a flote, en este tumultuoso y encrespado mar en el que subsiste la vida, aferrada a un milagroso madero que, por encima de todo, vela por la humanidad.Que sea la conclusión de este año y la llegada del próximo la ocasión propicia para hacer conciencia y reflexionar sobre lo bueno o lo malo que hemos hecho o estemos haciendo con nuestras vidas y que todo cuanto ha ocurrido nos sirva de experiencia para enmendar errores y luchar en lo adelante por ser mejores personas, a fin de que podamos ser bien recordados por la posteridad.Salud, paz y amor para toda la humanidad, en este día y todos los que aún nos falten por vivir.Villa Vitalina. DM Capotillo; Dajabon.Diciembre 31, 2020.